Estaban los apóstoles reunidos junto a María en el tabernáculo cuando un viento impetuoso llenó la estancia. Aparecieron unas lenguas de fuego que se posaban sobre sus cabezas sin quemarlos.
Era el Espíritu Santo
Ahora comprendían todo lo que Jesús les había contado. Ya no estaban confundidos, ni tristes, ni asustados. Sabían que Jesús no les había abandonado.
Los apóstoles contaban lo que habían vivido junto a Jesús. Todos los que los oían querían ser sus amigos también. Los apóstoles los bautizaban y recibían el Espíritu Santo.
Eran los primeros cristianos y Pedro cuidaba de todos.
Los cristianos vivían como una gran familia. Compartían todo lo que tenían, se ayudaban y cuidaban, rezaban juntos, participaban en la Eucaristía y aprendían todo sobre Jesús.
Celebramos la fiesta de Pentecostés 50 días después de Pascua. Este día, el sacerdote, viste la casulla de color rojo como símbolo del Espíritu.