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Y les dijo: Venid en pos de mí, y os haré pescadores de hombres.
Sed, pues, vosotros perfectos, como vuestro Padre que está en los cielos es perfecto.
Mas cuando tú des limosna, no sepa tu izquierda lo que hace tu derecha,para que sea tu limosna en secreto; y tu Padre que ve en lo secreto te recompensará.
Oraréis así: Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre.
Porque donde esté vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón.
No juzguéis, para que no seáis juzgados.
Le dijo: Sígueme. Y se levantó y le siguió.

No os proveáis de oro, ni plata, ni cobre en vuestros cintos;ni de alforja para el camino, ni de dos túnicas, ni de calzado.
El discípulo no es más que su maestro, ni el siervo más que su señor.